Luego del cierre del debate entre Palestina y Polonia, continuaron los enfrentamientos entre delegaciones. Estados Unidos solicitó un debate cara a cara contra Rusia, que fue aceptado de inmediato. Ambos países se posicionaron frente a frente, dando paso a un intercambio serio de argumentos.
Durante el cara a cara, se notó una fuerte rivalidad. Estados Unidos intentó sostener sus ideas, pero Rusia fue más directo y logró responder con argumentos que convencieron a la mesa y a los demás delegados. Rusia ganó el cara a cara, dejando a Estados Unidos en una situación complicada.
Buscando una nueva oportunidad, Estados Unidos pidió un debate cara a cara contra Cuba, pero esta vez, la delegación cubana se negó a participar. No aceptaron el reto, lo que detuvo el enfrentamiento y generó algunos comentarios entre los presentes, aunque sin romper el orden de la sesión.
Pese a que no se dio ese segundo cara a cara, la dinámica entre delegaciones se volvió más estratégica. Algunas participaban activamente, mientras otras se mantenían al margen, y poco a poco se evidenciaban alianzas, silencios y tensiones.
Valentina Alvarado Bernal.