Tras los intensos debates entre varias delegaciones, la situación comenzó a tensarse nuevamente. Esta vez, la delegación de China fue reprendida por los presidentes de la mesa, debido a sus constantes comportamientos irrespetuosos durante las intervenciones. Se le recordó la importancia del respeto en los debates informales y se le advirtió que, si continuaba con esa actitud, podría ser amonestado oficialmente.
Poco después, se presentó una moción para permitir la apertura de más debates cara a cara, lo cual fue aprobado por la mayoría de las delegaciones. Esto generó expectativa entre los participantes, ya que los enfrentamientos directos habían mostrado ser la forma más dinámica y decisiva del debate.
Sin embargo, China no cambió su actitud. Durante su debate cara a cara con Argentina, volvió a ser reprendido por los presidentes, esta vez por lanzar una acusación directa contra la delegación argentina. China afirmó que Argentina no había investigado correctamente sus datos, a pesar de que estos habían sido consultados en compañía del propio presidente. Esta acusación fue considerada una falta de respeto tanto para Argentina como para la mesa, lo que aumentó la tensión en la sala.
El ambiente se tornó aún más serio. La conducta de China empezó a generar molestia en otras delegaciones, mientras que la mesa directiva dejó claro que no toleraría más faltas al protocolo ni ataques personales durante los debates. Posteriormente, Filipinas fue amonestado por tercera vez, por lo que fue expulsado de la Sala por cinco minutos.
Valentina Alvarado Bernal.